
En 1962, en los comienzos de la llamada Edad de Plata de los Cómics, y tras el éxito de Los Cuatro Fantásticos y otros personajes como Hulk, El Hombre Hormiga o Iron Man, el director editorial de Marvel Cómics solicitó a su guionista principal, Stan Lee, que creara un nuevo superhéroe. Éste deseaba crear un personaje con el que los adolescentes pudieran identificarse. Stan Lee cita, entre sus influencias, al luchador del crimen The Spider, que aparecía publicado en forma de revista de tipo pulp.
Lee presentó el proyecto al director editorial Martin Goodman, pero éste rechazó el personaje, al considerar que las arañas no eran del gusto del público. Tras insistir, sin embargo, Goodman permitió a Lee presentar a Spiderman en el número final de una serie que mostraba en cada ejemplar diferentes historias, casi siempre sobre monstruos, extraterrestres o fenómenos paranormales. La serie se llamaba Amazing Adult Fantasy, que, para el que sería su último número (el décimo quinto), cambiaría su nombre al de Amazing Fantasy.
Jack Kirby, el mayor colaborador de Lee, fue quien recibió el encargo de dibujar aquella primera historia. Sin embargo, Lee no quedó demasiado conforme con el resultado. A su juicio, el Spider-Man diseñado por Kirby recordaba a otros héroes que éste dibujaba: demasiado musculoso, similar al Capitán América. El encargo pasó entonces a manos de Steve Ditko, un artista más oscuro que Kirby, acostumbrado a dar vida a héroes misteriosos y poco habituales.[3] Ditko daría con la imagen definitiva de Spider-Man, desechando por completo el trabajo previo de Kirby, quien había usado un traje tradicional de superhéroe, así como una máscara parcial, unos guantes y unas botas de bucanero, y una especie de pistola que disparaba una telaraña. En su lugar, Ditko diseñó un traje reconocible desde cualquier punto de vista, muy original, de máscara cerrada y grandes ojos blancos, lo cual hacía de Spider-Man un héroe un tanto siniestro.