Forma parte de una necrópolis en la que destacan las tres grandes pirámides de: Keops (la mayor), Kefrén y Micerino, obras todas ellas consideradas de los faraones de la IV dinastía. La Gran Pirámide es la única de las siete maravillas del mundo aún existente.
Es el más monumental ejemplo de escultura egipcia: mide 73 metros de largo por 20 de alto y 14 de alto. Se realizó esculpiendo un montículo de roca caliza existente en el lugar, aunque posteriormente se le añadieron sillares de piedra, como revestimiento, para proteger las partes más deterioradas del cuerpo.
La esfinge es un animal fabuloso con cuerpo de león y cabeza humana, en este caso la del monarca. Su función es funeraria, puesto que se encuentra cerca de la pirámide y aun más cerca del templo del valle del que constaban las pirámides. En ella podemos advertir las características de la escultura egipcia: hieratismo, frontalidad e idealización.
Al igual que las grandes pirámides tiene una orientación determinada: en este caso mira hacia el este, hacia el lugar por donde sale el sol, hecho que está relacionado con las creencias religiosas y de ultratumba de los antiguos egipcios.
Napoleon Bonaparte subio a la cabeza de la esfinge y rompio su nariz y los lugareños desde entonces la llamaron abu el hom (padre del terror)
La Esfinge. Al fondo la gran piramide