jueves, 5 de mayo de 2011

¿Hay realmente vida en Gliese 581g?


Ilustración que muestra cómo podría ser (en azul) Gliese 581g

El reciente hallazgo del primer exoplaneta al que los científicos se han atrevido a calificar como potencialmente habitable ha excitado sobremanera la imaginación del público. Este interés tal vez está influido por el éxito cinematográfico de James Cameron y su ficticia Pandora. Sin embargo, ¿podemos afirmar que hay vida en Gliese 581g?

Tomemos una visión escéptica del asunto:


¿Existen imágenes de Gliese 581g?
No, todas las imágenes con la que lo representamos (véase imagen superior) son conceptualizaciones artísticas creadas por autores especializados en estos trabajos como Lynette Cook, Michael Carroll o el difunto Robert McCall.
Los astrónomos han podido inferir la presencia de Gliese 581g estudiando el bamboleo que produce en la luz de su estrella madre el tirón gravitacional producido por su tránsito periódico (su año solo dura 37 días terrestres).


¿De verdad hay agua en Gliese 581g?
No podemos afirmar tal cosa. Lo único que sabemos es que este planeta está justo en medio de la zona Goldilocks. Esto significa que la temperatura de su superficie podría permitir la presencia de agua líquida.
Hasta el momento no sabemos con certeza que el planeta tenga una superficie rocosa (aunque su masa así parece indicarlo). Tampoco sabemos si en su potencial atmósfera abundan gases invernadero como el CO2 (tal y como sucede en Venus, cuya temperatura superficial derrite al plomo) o si por el contrario es el vapor de agua el que rige el clima como sucede en la Tierra.
Una vez más, para responder con certeza a esta pregunta habrá que esperar a que podamos hacer análisis espectrográficos de la composición del planeta.
 

 ¿Puede decirnos algo más sobre Gliese 581 el telescopio espacial Keppler?
Me temo que no. Si se consulta la web de preguntas frecuentes de la misión Kepler, se ve que este fue diseñado para observár más de 100.000 estrellas similares al Sol, y Gliese 581 es una enana roja con menos de un tercio de la masa de nuestra estrella.
Además, Kepler se centra en un parche de la vía láctea muy rico en estrellas, ubicado entre la constelación de Cygnus y Lyra. Gliese 581 sin embargo está en la constelación de Libra.


¿Y qué hay del futuro James Webb Space Telescope (JWST)?
Bueno, eso ya son palabras mayores. El JWST (imagen inferior) tendrá una capacidad de observación mucho más potente que la de Hubble.
Según Joseph Harrington, experto en ciencias planetarias de la Universidad Central de Florida, si este telescopio se centra en un exoplaneta que transite la zona habitable alrededor de una estrella roja cercana, su espectrógrafo cercano al infrarrojo podría ser capaz de detectar indicios de vida en su atmósfera.
Habrá que esperar a que lo lancen en 2014, y a que entre en fase operativa para poder aprender más cosas sobre este potencialmente fascinante mundo recién descubierto.


¿Podrá el JWST fotografiar a Gliese 581g el JWST?
Tampoco. Este telescopio se ubicará en el Punto de Lagrange 2 (a más de 1 millón de kilómetros de la Tierra) para enfriarse lo bastante como para poder observar en la frecuencia infrarroja el calor de los cuerpos distantes.
Gracias a ello, el espejo de 6,5 metros de diámetro del JWST podrá detectar el calor que desprenden exoplanetas gigantes gaseosos como nuestro Júpiter. Sin embargo, Gliese 581g es demasiado pequeño.
Curiosamente, este inconveniente podría resolverse si el JWST trabajase conjuntamente con parasol espacial (o starshade) que pudiese atenuar la luz de la estrella Gliese 581 lo bastante como para permitirnos vislumbrar sus pequeños mundos rocosos.

¿Cuanto tardaríamos en llegar a Gliese 581g?
Con nuestra actual tecnología tal viaje es inviable. La estrella Gliese 581 se encuentra a 20 años luz de nuestro sistema solar. Las naves que más lejos han llegado de cuantas hemos fabricado, nuestras Voyager, viajan a unos 64.000 kilómetros por hora.
Si viajasen hacia Alpha Centauri, el sistema estelar doble más próximo a la Tierra (apenas algo más de 4 años luz de distancia) las Voyager tardarían 73.000 años en llegar. Teniendo en cuenta que la enana roja Gliese 581 está 5 veces más lejos, podemos darnos cuenta de la inmensidad del reto.
Habrá que esperar a desarrollar motores, atómicos, iónicos o de antimateria para que un viaje así sea concebible. Con un poco de suerte, tal vez dentro de 100 o 150 años podamos planificar el envío de sondas robóticas.