En la exploración de Marte con robots la NASA realiza un programa continuo que arrancó en 1997 y que se desarrolla enviando al planeta vecino naves y vehículos de superficie cada vez más complejos y ambiciosos. Ahora está preparando un nuevo todoterreno, el Curiosity, que será lanzado al espacio a finales del año que viene (entre el 25 de noviembre y el 18 de diciembre) y que llegará a su destino entre el 6 y el 20 de agosto de 2012. Parece que queda aún mucho tiempo, pero los expertos están ya diseñando la secuencia precisa para la difícil y peligrosa maniobra de descenso en el suelo de Marte aprovechando la mejor configuración posible de telecomunicaciones con el centro de control en la Tierra. Esta vez, el robot, de 800 kilogramos, no caerá allí botando y envuelto en bolsas inflables para amortiguar la caída, como sus predecesoresMars Pathfinder, Spirit y Opportunity, sino que llegará a la superficie colgado -mediante cables- de un módulo con retrocohetes que lo depositará suavemente y con las seis ruedas en el suelo. Esta estrategia de caída suave en el último minuto se utilizó ya con elMars Phoenix Lander, pero en aquel caso era un módulo fijo y no un vehículo rodante.
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El Curiosity, del tamaño de un coche, llevará 10 instrumentos científicos con los que tomará muestras y realizará análisis en varios puntos del planeta vecino para intentar averiguar si allí hubo alguna vez condiciones favorables para la proliferación de microorganismos, o incluso si dichas condiciones persisten, es decir, investigará la habitabilidad de Marte. Dadas las necesidades energéticas de los instrumentos de a bordo, los ingenieros del Jet Propulsion Laboratory (JPL,California) que están construyendo el nuevo vehículo no recurren esta vez a paneles solares para suministrar electricidad a los equipos (como en los tres rover marcianos anteriores) sino a un generador de radioisótopos (genera electricidad a partir del calor de la desintegración radiactiva del plutonio). El vehículo está diseñado para funcionar durante un año marciano (687 días terrestres) como mínimo y tendrá más flexibilidad operacional y movilidad que Spirit y Opportunity.
Una vez que esté depositado en el suelo de Marte sano y salvo, el Curiosity podrá empezar a rodar por allí. Con sus patas articuladas y ruedas podrá pasar sobre obstáculos de hasta 75 centímetros de alto y avanzar a una velocidad máxima de 90 metros por hora, dependiendo siempre del terreno, la visibilidad y otras condiciones locales. En cuanto al lugar para iniciar la exploración, esta todavía sin concretar. Se han elegido ya cuatro posibles candidatos, pero aún se está analizando a fondo para seleccionar el más interesante científicamente que sea a la vez apto para el desplazamiento del vehículo.
El nuevo todoterreno llevará el conjunto de instrumentos científicos más avanzado que se ha enviado hasta ahora a la superficie de Marte, afirma JPL. Con ellos se tomarán y analizarán decenas de muestras del suelo y del subsuelo, haciendo pequeñas perforaciones. Se trata de obtener nuevos datos sobre la formación, estructura y composición química de rocas y del suelo para ver si hay compuestos de carbono que pudieran ser componentes de alguna forma de vida y también comprender mejor cómo era Marte en el pasado. Para algunas muestras, el Curiosity será casi como un laboratorio terrestre de geoquímica orgánica.
Tras el lanzamiento en un cohete Atlas V, el Curiosity emprenderá un viaje de ocho meses hasta Marte. Al llegar comenzará la difícil fase de entrada en la atmósfera del planeta, descenso y toma de contacto con la superficie. Primero se utilizará un escudo térmico protector, luego se desplegará un paracaídas para aminorar la velocidad y en la última fase se encenderán los cohetes de la plataforma que llevará colgado el rover. La maniobra se ha planificado definiendo la secuencia de manera que se optimizan las comunicaciones a través de dos de los satélites que están en órbita marciana, el Mars Odyssey y el Mars Reconnaissance Orbiter. El Curiosity tendrá capacidad de comunicación directa con la Tierra, pero solo a un bit por segundo, mientras que a través de los satélites será superior a 8.000 bits por segundo. "Es importante captar la telemetría [los datos procedentes del vehículo espacial] con alta calidad para poder saber qué está sucediendo durante la maniobra de entrada en la atmósfera, descenso y contacto con el suelo, que supuestamente es la parte más delicada de la misión", ha comentado Fuk Li, jefe del Programa de Exploración de Marte de la NASA en JPL. "La trayectoria que hemos diseñado maximiza la cantidad de información que obtendremos para intentar solucionar cualquier problema".
Además de los objetivos científicos de la misión, los ingenieros también tienen un plan. Para ellos se trata de: demostrar la viabilidad de un descenso en la superficie de Marte con un vehículo grande y pesado (lo que puede ser útil a la hora de enviar una futura misión que traiga muestras del planeta rojo a la Tierra); colocarlo en el suelo con precisión (en un área de 20 kilómetros de diámetro), y ensayar la capacidad del vehículo de desplazarse a mayores distancias que las alcanzadas por los artefactos previos.